miércoles, 15 de julio de 2009

Guijarros y Montañas.

El abuelo tomó asiento junto a la lumbre, se situó las gafas y comenzó a desplegar aquel libro tan interesante al que el llamaba fantasía, aquellos relatos embutidos en un manuscrito sin más tapas que la edad del anciano.
Antes de comenzar su historia, guiñó un ojo a uno de los chavales que le escuchaban, un mozo gordito, bajito y poco agraciado, que se hallaba en uno de los extremos de aquel corro de infantes que atendian al abuelo y sus historias siempre que este estaba dispuesto a contarlas. Así pues, el abuelo se recostó y comenzó…

…Era una tarde de verano. El astro rey bañaba los campos y los rios, las montañas y las ciudades. Un pequeño personaje avanzaba con pesadez a través de un camino con mucha gente, seguido de su tintineante ángel guardián, que era diminuta como un hada.
Aquel ángel, que respondía al nombre de Áliz, tenia fama de ser el ángel más bello y codiciado de todo el mundo. Era simplemente, el ángel de la guarda perfecto, y nuestro personaje lo sabía. Por eso, cada vez que se cruzaban con alguien en el camino y tenian oportunidad de hablar con él, de conocerse…nuestro personaje sentía celos de él. En realidad, nuestro personaje sentia celos de todo el mundo, hasta de si mismo. Por eso, retenia a su angel de la guardia siempre a su lado, pero a la vez le animaba a iluminar con su luz a más gente, a pesar de que sabía que aquel ángel no queria eso, que habia sido diseñado solo para él y que solo con el se sentia completamente a gusto.

Aún así, nuestro personaje cada vez se volvia mas y mas celoso. Se sentía como un guijarro ante millones de piedras gigantescas, como un simple trapo en la colada de un emperador, como un gorrión entre fénix de fuego. Y aquello hacia que cada día se volviese mas posesivo, mas egoista. Que cada dia que pasara escuchase menos a su alrededor. Y aquello, que habia nacido por el miedo a perder a su preciado ángel, acabó haciendo daño a aquel hada protectora, a hacerla sufrir.
Pero él no se daba cuenta, tan cerrado como estaba en sí mismo… al final acabó por odiar a todo el mundo, a sentirse fatal por cualquier cosa… y a hacer imposible la tarea de su ángel, dado que no podía proteger al personaje de sí mismo.

Así fue como, un día, a aquella egocéntrica criatura se le ocurrió asomar un poco la cabeza de sí mismo, y mirar a su alrededor. Pero era tarde. Sin posibilidad de cumplir su amada tarea, su ángel había desaparecido. Él lo habia destruido a medida que lo encerraba en una jaula de pena y sufrimiento, de incomprensión, de lucha interna…aquel gico ser ya no se encontraba a su lado, y no volvería jamás.
Sólo entonces, a nuestro personaje se le ocurrió pensar de verdad en como era, en verse. Y se dio cuenta de que, si aquel ángel habia permanecido junto a él, era porque él no era ningun guijarro, sino una piedra preciosa, digna de aquel ángel. Y sólo entonces se dio cuenta de que él mismo se habia condenado, él mismo habia sido juez, jurado y verdugo de sí mismo y de aquella idílica criatura, parte de él, a la que habia asesinado sin piedad.

…Tras un chisporroteo de la hoguera, el abuelo pareció salir de aquel extraño éxtasis en el que parecia encontrarse cada vez que contaba una historia. Miró a su corro personal de admiradores de medio metro y, como acariciando el fuego con una mano, les dijo:

-Habeis entendido, chicos? No perdais el tiempo pensando en lo que podriais perder o lo que podrian robaros. Si apreciais algo de verdad, es porque es solo vuestro, y nada ni nadie podrá arrebataroslo nunca si vosotros no lo permitís.

“Es mejor vivir dia a dia haciendo el amor con tu presente que morir poco a poco asesinando las sombras del futuro”